sábado, 5 de marzo de 2011

Mi primer paciente!!!

Desde que uno se inscribe en la carrera sueña con el momento de poder ejercer. Se generan muchos sentimientos encontrados al momento de finalizarla, desde la alegría por haber llegado a la meta hasta la felicidad de compartir ese momento con compañeros, profesores y familares, pero también pasando por momentos de mucha expectativa y ansiedad por no saber si vamos a poder ejercer de la forma en que lo soñamos, si encontraremos trabajo de lo nuestro en forma rápida o no, etc.
Todo eso queda atrás cuando nos llaman de algún centro, como en mi caso, y nos dicen que quieren que trabajemos en él.
Tuve la suerte de tener mi primer paciente a dos meses de haberme recibido. Es un nene de seis años que padece TGD. Mi trabajo se realiza en consultorio, como apoyo del trabajo del resto del equipo tratante. 
El primer día de consultorio fue una revolución. Las ganas de conocerlo se mezclaban con la incertidumbre de cómo iba a ser todo, si me aceptaría o no, cómo sería nuestro vinculo...
Al vernos, y para sorpresa mía, tuvimos una primera sesión muy buena, pudimos trabajar y comenzar a conocernos. Sin dejar de tener en cuenta el plan de tratamiento a seguir ya establecido, lo importante era la generación de un vínculo sano y de confianza para que el niño se sienta contenido y apoyado por mí, como lo hace con el resto del equipo. 
Lo importante es saber que nuestro trabajo es un largo proceso, en el cual los resultados no son inmediatos. Sin embargo, cuando en medio del trabajo observamos que algo de lo que comenzamos a trabajar con nuestro paciente, es asimilado por él y lo pone en práctica, nos damos cuenta de que todo vale la pena. 
Ahora, ya pasadas algunas sesiones, y con el tiempo a favor para seguir fomentando el vínculo paciente-AT, les puedo decir que no hay profesión más hermosa y gratificante que esta. Nos da la oportunidad de ayudar al paciente y su familia de una forma muy noble, y observar los pequeños progresos que se van logrando es el mejor regalo que él, con sus seis añitos, me pueda regalar.


                                                                             Julieta Valerga

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