lunes, 11 de octubre de 2010

Historia y función del AT

El acompañamiento terapéutico está instaurado en nuestro país hace ya varios años. En un principio se utilizó para pacientes con crisis agudas. La inclusión del AT evidenció mejoras significativas en la evolución de estos pacientes, por lo que su campo se fue expandiendo cada vez más para actuar en guardias pasivas, internaciones domiciliarias, instituciones públicas y privadas, etc.
El AT es el que está en contacto más íntimo con el paciente. A través de la transferencia y contratransferencia, se relaciona con él para poder contenerlo, acompañarlo, ayudarlo, en un marco de continuidad que va a favorecer el tratamiento. Siempre trabaja en equipo y, a raíz de eso, es el "instrumento" que tiene el profesional a cargo para llevar a cabo las estrategias acordadas.
El AT siempre es supervisado por este profesional y juntos se retroalimentarán para poder modificar conductas, ya que el AT aporta mucha información por tener un contacto tan cercano con el paciente, así se podrán modificar y ajustar las estrategias en pos del mismo.
Una de las herramientas del AT es su capacidad de brindarse al otro. Sin esta característica humana es muy difícil poder ejercer este rol en forma positiva y efectiva.
A su vez, es indispensable que el AT tenga una buena formación curricular ya que se va a basar en sus conocimientos para realizar su trabajo.
Esto nos lleva a otra herramienta que tiene, que es el equipo profesional del que forma parte. En él es donde se van a enriquecer las diferentes posturas sobre los pasos a seguir llegando así a poder organizar y ejecutar tratamientos más eficacez para los pacientes.
De aquí se deriva la otra herramienta que debe poseer un AT: la transferencia. A raiz de ella se podrá acceder a lugares donde en el plano conciente no se podría. Es donde se hace rica la comunicación y la relación con el paciente. Es necesario saber escuchar, acompañar y comprender lo que le está pasando.
Es así que se ve como todo está articulado y relacionado entre sí. 

Lo importante: 
  • Saber que nuestra función como AT es la de acompañar y facilitar el tratamiento delimitado por el equipo a cargo.
  • Generar resiliencia en el paciente y en su entorno para que tenga todas las herramientas a su alcance para salir adelante.
  • Bajar los estados de crisis y angustia que se viven en determinados momentos del tratamiento.
  • Ser una contención para el paciente y a la vez brindarle datos importantes al profesional a cargo para así mejorar el tratamiento según corresponda.
  • En fin, ser la mano que levante al paciente en los momentos más difíciles pero brindándole las herramientas necesarias para que las caídas sean cada vez menos y, sobre todo, no tan traumáticas.
  • Trabajando en equipo entre los profesionales, el paciente y su familia, las posibilidades de mejoría no son lejanas, son un hecho.


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